Puede haber instituciones cuidadosamente construidas, políticas, religiosas, económicas, pero cualquiera que sea la construcción de éstas, a menos que nuestra conciencia interna esté en orden total, el desorden interno siempre se reflejará en lo externo. Hemos visto esto históricamente y está sucediendo ahora frente a nuestros ojos. Esto es un hecho. El punto de inflexión es nuestra conciencia. Nuestra conciencia es un asunto muy complicado. Se han escrito volúmenes al respecto, tanto en Oriente como en Occidente. No somos conscientes de nuestra propia conciencia; Para examinar esa conciencia en toda su complejidad, uno tiene que ser libre de mirar para ser consciente de su movimiento. La conciencia es común a toda la humanidad.
En todo el mundo, el hombre sufre tanto interna como externamente, hay ansiedad, incertidumbre, desesperación absoluta; hay inseguridad, celos, avaricia, envidia y sufrimiento. La conciencia humana es integral; no es tu conciencia ni la mía. Esto es lógico, sensato, racional: donde quiera que vayas, en cualquier clima en el que vivas, ya seas rico o pobre, si crees en Dios o en alguna otra entidad, la creencia y la fe son comunes a toda la humanidad: las imágenes y los símbolos pueden ser totalmente diferentes en distintas localidades, pero provienen de algo común a toda la humanidad. Esta no es una mera declaración verbal. Si lo tomas como una declaración verbal, como una idea, como un concepto, entonces no verás el profundo significado que conlleva. El significado es que tu conciencia es la conciencia de toda la humanidad porque sufres, estás ansioso, estás solo, inseguro, confundido, exactamente como los demás, aunque vivan a diez mil millas de distancia. La comprensión de ello, el sentimiento de ello, la sensación en sus entrañas, es totalmente diferente de la mera aceptación verbal.Cuando te das cuenta de que eres el resto de la humanidad, traes una energía tremenda a tu vida, has roto el estrecho surco de la individualidad, el estrecho círculo de mí y de ti, nosotros y ellos. Estamos examinando juntos esta conciencia muy compleja del hombre, no el hombre europeo, no el hombre asiático o el hombre del Medio Oriente, sino este movimiento extraordinario en el tiempo que ha estado ocurriendo en la conciencia durante millones de años. J.D. Krishnamurti, La Red de Pensamiento.