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17 Beneficios Personales y Artísticos de la Improvisación – Una Perspectiva Cientítifica

La improvisación es fundamental en el desarrollo artístico de todo músico. Los mejores pedagogos aconsejan su enseñanza y muchos investigadores y científicos han demostrado las ventajas físicas y mentales que produce en aquellos que lo intentan, bien sea bajo alguna estructura melódica o de manera totalmente libre. Dentro de sus innumerables beneficios personales y artísticos se encuentran:

  1. Aumenta la creatividad, la intuición, la inventiva, originalidad y la imaginación: Koutsoupidou & Hargreaves (2009), hicieron un estudio para medir la creatividad musical de sus estudiantes, en el que comprobaron que los alumnos que improvisaban tenían mejores resultados en el test MCTMII (The Measure of Creative Thinking in Music- Version II) el cual mide la capacidad creativa.
  2. Aumenta la confianza en sí mismo: Kenny & Gellrich (2002) afirman que mediante la práctica de la improvisación el músico aprenderá a usar de manera creativa sus errores, y a saber reaccionar ante cualquier imprevisto que pueda ocurrir durante la interpretación. De esta manera, todo esto ayudaría a enfrontar de una manera positiva su confianza y presencia en el escenario.[i]
  3. Disminuye el miedo escénico: cuando el músico improvise además aumentará la confianza en sí mismo. Muchos alumnos sobretodo de edades más avanzadas sufren vergüenza o miedo al tocar, esto es en gran medida al miedo que tienen a cometer errores. La improvisación sirve para darles libertad de hacer música sin miedo a cometer errores o fallar (Micholajak, 2003). [ii]
  4. Mejora la autoestima: El estudiante descubre nuevas maneras de crear música y conforme va consiguiendo más logros aumentará a su vez la autoestima y acabará creando también una personalidad musical propia (Martínez, 2016).[iii]
  5. Mejora la toma de decisiones: esto es dado a que el alumno adopta un concepto más complejo de responsabilidad ya que mediante la improvisación el alumno es el intérprete y el compositor/creador a la vez (Peñalver, 2010a).
  6. Desarrolla valores: Peñalver (2010), realiza un estudio de la relación entre la improvisación musical y la educación en valores. En dicho estudio demuestra como la improvisación musical tiene un efecto positivo en aspectos como el fomento de la autoafirmación y la capacidad de comunicación, el desarrollo de la confianza en uno mismo y los demás, el refuerzo de sentimiento grupal o la educación multicultural entre otros. Otros valores que se inculcan son el respeto y la tolerancia, experimentados cuando se improvisa en grupo y el alumno debe escuchar lo que sus compañeros están tocando, entre muchas otros valores y habilidades de interacción social. A su vez, se fortalecen la constancia y la perseverancia, debido a las innumerables posibilidades de construcción que ofrece la improvisación, las cuales van estimulando a avanzar cada vez un poco más hacia maneras más elaboradas de producir sonidos. [iv]
  7. Mejora nuestra interacción social: Brunard (2002) afirma que mediante la improvisación el alumno aprende a interactuar mejor socialmente. Además de que le facilita expresarse más originalmente, cuando improvisa en grupo aprende a reaccionar a lo que escucha con su propia interpretación de una manera más franca que si lo hiciera con palabras. En la improvisación es necesario confiar en lo que hacen los demás del grupo, ser un buen comunicador de las ideas, y además saber escuchar al resto de compañeros.
  8. Aumenta nuestra velocidad mental: La improvisación se trata de música creada en ese mismo momento, se deben de tomar decisiones rápidas acerca de qué vas a tocar, y adaptarte a una serie de condiciones como pueden ser una estructura marcada, un patrón rítmico o crear una melodía a partir de un acompañamiento melódico, por tanto has de estar muy atento a los otros factores y adaptar rápidamente tus decisiones según estos aspectos determinantes. Todo esto implica que los procesos mentales que se emplean han de ser veloces, permiten por un lado la ejecución musical y además la anticipación mental de aquello que se va a hacer en el siguiente momento. Es por ello que la velocidad de trabajo de la mente es algo fundamental para poder ser un buen improvisador (Martínez, 2016).
  9. Mejora la expresión artística: Azzara afirma que a través de la improvisación el músico es capaz de expresarse desde su interior y esto es fundamental para el desarrollo de la musicalidad en todos los aspectos de la educación musical.[v]
  10. Ayuda a crear obras hermosas: Nakamura & Csikszentmihalyi afirman que las bellas improvisaciones pueden ser causadas por el estado de flujo “flow” que siente el músico a veces cuando realiza una improvisación. El flow es un estado de éxtasis que experimenta una persona con maestría cuando realiza una actividad de gran dificultad.[vi]
  11. Aumenta la motivación por el desarrollo musical: Cuando el alumno ve que lo que está consiguiendo con sus improvisaciones, sin valorar solamente la interpretación de una partitura, esto le motiva a continuar aprendiendo más.
  12. Estimula la lectura a primera vista y memorización: Azzara (1993) en su estudio demuestra que la improvisación mejora la habilidad y la exactitud de la lectura musical del alumno[vii]. Muchos otros estudios han demostrado lo mismo.
  13. Mejora la interpretación del instrumento: al improvisar estamos tocando nuestro instrumento y explorando los mecanismos básicos de cómo éste funciona (Martínez, 2016)[viii]. Además, sin enfocarse en aprender conceptos técnicos el estudiante mejora su técnica. Erwin concluyó que las habilidades técnicas con un instrumento mejoran al improvisar ya que cuando el alumno deja de prestar atención a las notas que están escritas en la partitura, empiezan a centrarse en los aspectos técnicos, y en cómo está produciendo el sonido que está realizando (1995)[ix].
  14. Mejora la audición u oído: Según Wilson (1970)[x], el empleo de la improvisación aumenta la precisión de las percepciones auditivas. La improvisación requiere que el alumno manipule diferentes aspectos musicales como la melodía, la armonía o el ritmo dentro de un contexto real. Así, mediante la improvisación se puede fomentar la obtención de estos parámetros y como resultado, poder reconocerlos de manera auditiva con mayor facilidad (Covington, 1997)[xi]. Nos permite centrarnos en parámetros concretos y así es más fácil concentrarnos en la escucha, en vez de cuando tocamos una partitura, que sólo estamos pendientes de leer las notas que ésta indica (Bissell, 2007)[xii]. Variados estudios ya lo corroboran.
  15. Renueva conceptos musicales: Azzara descubre que cuando la improvisación es empleada en la enseñanza musical, los alumnos obtienen un mayor conocimiento de las progresiones armónicas. También Campbell (2001)[xiii] a través del empleo de la improvisación, la creatividad y el movimiento en sus clases averigua que estas ayudan a sus alumnos a comprender conceptos musicales. Además, ayuda a asentar nuevos conceptos o habilidades. La habilidad de incorporar un nuevo concepto en una improvisación “significa que un individuo ha interiorizado un vocabulario musical y es capaz de comprender y expresar ideas musicales de manera espontánea” (Azzara 1993, p.330)[xiv].
  16. Mejora los procesos de enseñanza: al integrar la improvisación musical con el quehacer cotidiano escolar se desarrolla la atención, la memoria, el razonamiento, la imaginación, la expresión y la creatividad mediante la interacción de lenguajes matemáticos, científicos, literarios, históricos, geográficos, lingüísticos, entre otros. De esta manera, el sonido que configura cada situación concreta de la experiencia educativa, sirve de vínculo con el contenido temático de las diferentes áreas del currículo escolar proporcionando un aprendizaje dinámico, divertido y placentero para los escolares.[xv]
  17. Ayuda a la salud: adicionalmente, en la medicina y la musicoterapia, es usada para sanar. Ejemplos de su uso los encontramos en pacientes con esquizofrenia (Pfeiffer, Wunderlich, Bender, Elz 15 y Horn, 1987)[xvi], autismo (Gold, Wigram, Elefant, 2008)[xvii] y rehabilitación de lesiones cerebrales (Díaz, 2013).[xviii]

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[i] Kenny, B. J. & Gellrich, M. (2002). Improvisation. En R. Parncutt & G. McPherson (Ed.). The science and psychology of music performance. Nueva York: Oxford University Press.

[ii] Micholajak, M.T. (2003). Beginning steps to improvisation. Teaching Music, 10(5), 40- 44.

[iii] Martínez, A.M. (2016). Aprende a improvisar al piano. Barcelona: Robinbook Ediciones.

[iv] Peñalver, J. (2010a). La improvisación musical y su relación con la educación en valores. Cuaderns digitals.net, 64.

[v] Azzara, C.D. (1992). The effect of audiation-based improvisation techniques on the music achievement of elementary instrumental music students (Doctoral dissertation). Universidad of Rochester, Rochester.

[vi] Nakamura, J. & Csikszentmihalyi, M. (2002). The Concept of Flow. En C. R. Snyder & S. J. Lopezs (Ed.). Handbook of Positive Psychology. Nueva York: Oxford University Press.

[vii] Azzara, C.D. (1993). Audiation-Based Improvisation Techniques and Elementary Instrumental Students’ Music Achievement. Journal of Research in Music Education, 41 (4), 328-342.

[viii] Martínez, A.M. (2016). Aprende a improvisar al piano. Barcelona: Robinbook Ediciones.

[ix] Erwin, J. (1995). Beyond the page. Teaching Music, 3(3), 28-30.

[x] Wilson, D. S. (1970). A Study of the Child Voice from six to twelve (tesis doctoral). Universidad de Oregón, Eugene.

[xi] Covington, K. (1997). Improvisation in the aural curriculum: An imperative. College Music Symposium, 37, 49–64.

[xii] Bissell, P. (2007). Improvising Attitudes. The American Music Teacher, 57(3), 18.

[xiii] Campbell, N. (2001). Creative activities for string students. Music Educators Journal, 88 (2), 29–33.

[xiv] Azzara, C.D. (1993). Audiation-Based Improvisation Techniques and Elementary Instrumental Students’ Music Achievement. Journal of Research in Music Education, 41 (4), 328-342.

[xv] Arguedas, Consuelo. (2003) La Improvisación Musical y el Currículo Escolar. Revista Electrónica. Costa Rica “Actualidades Investigativas en Educación”

[xvi] Pfeiffer, H.; Wunderlich, S.; Bender, W.; Elz, U.; Horn, B. (1987). Music improvisation with schizophrenic patients: a controlled study in the assessment of therapeutic effects. Die Rehabilitation, 26 (4), 184-192.

[xvii] Gold,C.; Wigram, T.; Elefant, C. (2008). Musicoterapia para el trastorno de espectro autista. Oxford: John Wiley & Sons.

[xviii] Díaz, V. (2013). Improvisación musical desde la perspectiva de las neurociencias (Tesis de Licenciatura). Universidad de Buenos Aires, Argentina.